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La primera vez, parte 1


La primera vez es un acto especial de gran relevancia cargado de mucho significado en tu vida particular y sexual.
¿En qué piensas cuando escuchas esta frase? ¿piensas solamente en coito? o ¿en la primera vez que se hace el amor, como popularmente se dice?.
Los jóvenes captan la idea y las expectativas de lo que la sociedad les plantea en torno a su sexualidad, existe  esta incertidumbre, incluida con la inexperiencia, desconocimientos, temores y (lo que es peor aún) mentiras.
Se llevan muchas expectativas: que la actividad del coito es una actividad muy placentera, que la primera vez es algo poco menos que fantástico. Se espera que el joven controle la situación y no se le permite dudar. A la chica, la doble moral, no le permite mostrarse muy activa y mucho menos tratar de controlar la situación. Otra de las expectativas es de que se supone que el primer coito es doloroso y sucio, se desgarra el himen, se sangra y además determina un cambio sin retorno: dejar de ser virgen. Pareciera que les cuentan verdades a medias, porque a veces no sucede lo que te dicen. El aprendizaje adecuado y la práctica es lo que determinan la adecuada realización de toda conducta humana que requiere habilidad.
La primera vez es eso, no hay práctica solo hay incertidumbre y por desgracia la educación sexual en muchas ocasiones no existe. Si se espera algo idílico e insuperable resultaría exagerado.
Si se les ponen ideas en su cabeza de que el dolor es exagerado, esto les garantizará que habrá dolor y no necesariamente la primera penetración resulta dolorosa, ya que cuando el dolor aparece suele estar relacionado con la involuntaria contracción de la vagina, por eso es que "pensar que va a doler" ayuda a que "de verdad, duela", porque cuando suceda el momento esperado la chica no estará suficientemente relajada y disfrutando, sino mas bien preocupada en el momento de identificar cuando va a aparecer el posible dolor.

El rompimiento del himen.

El himen es un repliegue membranoso (una especie de telita) de la mucosa vaginal, cuya función es la protección de la vagina, al llegar a la pubertad, aparece la flora vaginal (encargada de proteger a la vagina de infecciones y gérmenes) por lo que el himen comienza a ser innecesario. Tal es así, que a partir de la pubertad el organismo no hace nada para regenerar o mantener en buen estado al himen (ya no es necesario), así que con el paso del tiempo se torna más residual, menos grueso y menos vascularizado. El himen por tanto, a partir de la pubertad, tiende a ser más débil y por tanto tiende a romperse por su propia naturaleza, antes o después, se tengan o no relaciones coitales. Asociar un hecho anatómico (el himen) con un hecho moral (la virginidad) ha sido un profundo error.
Se consideró durante mucho tiempo erróneamente que la presencia de sangre en el primer coito, era la sangre que rompía el himen. Esa era la prueba inequívoca de que una doncella era "virgen". En un 30% de mujeres tiene una pequeña (subrayo lo de pequeña) hemorragia en el primer coito, con esto concluyo que no todas las mujeres tienen esta "prueba de veracidad", no todas sangran en su primer coito. Un himen roto, lo único que prueba es eso: que está roto, y un himen sin romper prueba que está sin romper, por lo que en ninguno de los dos casos podemos suponer con certeza  si ha habido coito o no. Existe un himen tan flexible que puede la persona haber tenido suficientes encuentros de coito sin que se rompa.

No se puede "certificar" la virginidad de alguien desde los criterios científicos en lugar de los criterios morales e ideológicos es un auténtico desatino.

Nos vemos en la siguiente publicación.

Sexóloga Sandra Roque.


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